Cuando la luz se disipó aparecimos en medio del bosque.
Papalymo e Yda estaban con nosotros. También fueron teleportados… pero, a donde? O mejor dicho, a cuando?
Yda entonces nos llamó la atención sobre algo que estaba pasando justo debajo nuestra, en el barranco. Parecía que volvimos en el tiempo al momento justo…
Khrimm estaba frente al árbol, hablando con sus padres y con Dunstan. Todos aquellos que se creía que eran ‘salvajes’, abducidos por el bosque…
Les estaba increpando su secreto. Decía que no quería seguir guardándolo. Estaba apenado por Fye que solo pensaba en su hermano. Y, a pesar de que sus padres le intentaban tranquilizar alegando que su misión era muy importante, se negaba a escucharlos.
Aunque sus padres le prometían a Khrimm regresar a casa una vez su misión estuviera concluida, éste les contestó que no sabían si vivirían para verla cumplida. Les pidió que se llevaran con ellos a sus niños, a todos, prometiendo guardar el secreto, pero obtuvo un no por respuesta. Les pidió que se quedara aunque solo sea Dunstan, porque si no lo hacía…
Khrimm estaba dispuesto a demostrar que los ‘salvajes’ no existían y que todos volverían a casa algún día.
Y prendió el árbol…
Fuimos lanzados de vuelta. La madre de Khrimm intentando salvarle, su padre gritando que no podían luchar contra los elementales ahí, todo fue un caos. Y al regresar la cosa no mejoró mucho.
Fye sacudía el cuerpo caido de Dunstan gritándo su nombre, hasta que E-Sumi se acercó y le dijo que su hermano estaba a salvo…
Que la máscara que ella le había fabricado llevaba tal carga de amor, que estaba salvado.
Y entonces oí el resquicio de la conversación entre Papalymo e Yda…
– No es ‘genial’, Yda. Fue el pasado. Por los Doce, era el pasado! Por algún extraño poder… o por el extraño poder de alguien…
Y fue entonces cuando llegaron la nubes…
El bosque estaba cabreado… mucho… Los elementales lloraban de pena.
El Eco había sonado… Llegaban tiempos de cambio y nadie podía detenerlos…
Caí…
Cuando desperté, Miounne estaba a mi lado. Me contó con su delicadeza habitual que caí como un ladrillo en medio del rito de la purificación y que parecía que necesitaba mas entrenamiento. Y también me dió un mensaje de parte del misterioso hermitaño que conocí antes…
Me esperaban en Ul’dah. En Merchants Ward. Tenía que abandonar Gridania.
Nos esperaba un largo camino.
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